“Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”.

Las obras del cuerpo y la mente carnal.
¿No sabéis que los injustos, quienes viven según la carne, no heredarán el reino de Dios?

(1 Corintios 6:9-13) “9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?
No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos;
mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
12 Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. 13 Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios.
Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.”

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Viviendo en el Espíritu.

(Romanos 8:1-9) "1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él."

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La gran batalla entre el alma y la carne.

(Juan 6:63) “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”.

Nuestro Señor Jesucristo nos pide negarse a los pensamientos de la carne débil.

(Marcos 8:34) “34 Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo:
Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”

Vivid como peregrinos, velad y orad, para que no entréis en tentación, abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma.

(Lucas 21:34-36) “34 Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.
35 Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.
36 Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.”

(Mateo 26:41; Marcos 14:38) “41 Velad y orad, para que no entréis en tentación;
el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”.

(1 Pedro 2:11) “Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos,
que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,”

(Gálatas 5:16-17) “16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne;
y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.”

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No satisfagáis los deseos de la carne que antes teníais estando en vuestra ignorancia.

(Romanos 6:15-23) Siervos de la justicia
“15 ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera.
16 ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?
17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.
19 Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.
20 Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia.
21 ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis?
Porque el fin de ellas es muerte.
22 Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.
23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,”
Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.

(Efesios 2:3) “entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.”

(Colosenses 3:9-10) “9 No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,
10 y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,”

(Efesios 4:22-24) “22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,
23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”

(Romanos 13:12-14) “12 La noche está avanzada, y se acerca el día.
Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. 13 Andemos como de día, honestamente;
no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia,
14 sino vestíos del Señor Jesucristo,
y no proveáis para los deseos de la carne.”

(1 Pedro 1:13-14) Llamamiento a una vida santa.
“13 Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; 14 como hijos obedientes,
no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;”

(Colosenses 3:5-6) La vida antigua y la nueva
“5 Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; 6 cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia,”

(Gálatas 5:16) “16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.”

(Romanos 6:12-14) “12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad,
sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.”

(Tito 2:11-13) “11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, 12 enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos,
vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, 13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,”

(2 Corintios 7:1) “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.”

¿Por qué?

Porque “los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.”

(Romanos 6:21) “21 ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis?
Porque el fin de ellas es muerte.”

(Romanos 8:5-8) “5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne;
pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
6 Porque el ocuparse de la carne es muerte,
pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.”

(Romanos 8:13) “13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis;
mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.”

(Gálatas 6:8) “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción;
mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.”

(1 Juan 2:16) “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida,
no proviene del Padre, sino del mundo.”

Porque aquellos que viven haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos son por naturaleza hijos de ira.

(Efesios 2:3) “3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo
en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.”

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“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”

(1 Corintios 3:16-17) “16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él;
porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.”

¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

(1 Corintios 6:15-20) “15 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?
¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo.
16 ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella?
Porque dice: Los dos serán una sola carne.
17 Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.
18 Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”

El cuerpo es para el Señor, y el Señor para el cuerpo, porque los que viven, ya no viven para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

(1 Corintios 6:13) “Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.”

(2 Corintios 5:15-17) “15 y por todos murió,
para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
16 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne;
y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”

(Filipenses 1:20) “conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre,
ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.”

(Romanos 8:10-11) “10 Pero si Cristo está en vosotros,
el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado,
mas el espíritu vive a causa de la justicia.
11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros,
el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.”

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Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Poned los ojos en el Señor Jesucristo que esta sentado a la diestra de Dios el Padre.

(Colosenses 3:1-4) “1 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. 4 Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.”

(Hebreos 12:1-2) Puestos los ojos en Jesús.
“1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.”

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Los que están en Cristo son muertos al pecado y sepultados juntamente con el Señor para muerte por el bautismo.

(1 Corintios 15:36) “Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes.”

(Colosenses 2:11-12) “11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo;
12 sepultados con él en el bautismo,
en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.”

(Romanos 6:1-11) Muertos al pecado
“1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?
2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo,
a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección;
6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.
8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él;
9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.
10 Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; más en cuanto vive, para Dios vive.
11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.”

(Romanos 7:4) “Así también vosotros, hermanos míos,
habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo,
para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.”

(Romanos 8:10-12) “10 Pero si Cristo está en vosotros,
el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado,
mas el espíritu vive a causa de la justicia.
11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne;”

(Colosenses 2:20-22) “20 Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo,
¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos 21 tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques 22 (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso?”

(Colosenses 3:3) “Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.”

(2 Timoteo 2:11-12) “11 Palabra fiel es esta:
Si somos muertos con él,
también viviremos con él;
12 Si sufrimos, también reinaremos con él;
Si le negáremos, él también nos negará.”

(Romanos 8:35-39) “35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero.
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”

(2 Corintios 4:7-11) Viviendo por la fe
“7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.
11 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús,
para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.“

(1 Corintios 15:31) “31 Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero.”

(2 Pedro 1:4) “por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;”

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“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí.”

(Gálatas 2:20) “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí;
y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”

“Nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.”

(Gálatas 5:22-26) “22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
26 No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.”

(Gálatas 6:14) “Pero lejos esté de mí gloriarme,
sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.”

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Muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro; transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

(Juan 3:6) “Lo que es nacido de la carne, carne es;
y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”.

(Tito 3:3-5) “3 Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. 4 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, 5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,”

(2 Corintios 3:18) “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor,
somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”

(1 Juan 5:10) “El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo;
el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.”

(Gálatas 6:15-17) “15 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.
16 Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios.
17 De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.”